
Desde finales de septiembre, al menos 50 perros han sido envenenados en Michoacán; activistas denuncian impunidad y exigen acción inmediata.
Desde finales de septiembre y hasta el 9 de octubre, la tranquilidad de varios municipios de Michoacán se vio alterada por un acto cruel: al menos 50 perros fueron asesinados mediante envenenamiento. Los municipios más afectados son Paracho y Tarímbaro, con 20 casos reportados en cada localidad, mientras que Los Reyes y Puruándiro registraron otros incidentes. Luisa Quijano Ravell, integrante de Rescatistas Independientes, denunció que estos actos se han vuelto frecuentes, sobre todo en Paracho, bajo la actual administración municipal. La organización ha presentado denuncias ante la fiscalía general del Estado (FGE), pero enfrenta la constante amenaza de represalias, lo que desalienta a algunos ciudadanos a continuar el proceso legal.
Llamado urgente a las autoridades
Los activistas no solo piden justicia, sino también acciones concretas para proteger a los animales. Quijano subraya que los municipios deben capacitar a su personal, promover la esterilización, apoyar a asociaciones y rescatistas, y difundir programas de adopción, siguiendo la normativa legal vigente.
El gobierno estatal también fue instado a sancionar a funcionarios incumplidos y coordinarse con municipios para garantizar el bienestar animal. “No es sacrificando, no es eutanasiando; se necesita un plan de trabajo que respete la vida de los animales”, afirmó la rescatista.
La impunidad favorece la crueldad
Uno de los problemas centrales es la falta de sanciones severas. En los pocos casos donde un agresor fue vinculado a proceso, la ley actual permite que pague una fianza o cumpla trabajo comunitario, dejando abierta la posibilidad de reincidencia.
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La FGE, con la llegada del fiscal Carlos Torres Piña, incrementó el número de ministerios públicos encargados de maltrato animal a dos, pero Quijano asegura que sigue siendo insuficiente para atender todos los casos.
Historias detrás de los números
Cada número representa un animal inocente que sufrió un final trágico. La labor de los rescatistas independientes es diaria: rescatar perros en peligro, buscarles un hogar y, sobre todo, crear conciencia sobre la responsabilidad de los humanos hacia los animales. Los activistas insisten en que la protección animal no es opcional, y exigen un cambio real en las políticas públicas para prevenir futuras tragedias.